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EasyVista | 26 febrero 2024
La realidad es la siguiente: el panorama de ciberamenazas al que te enfrentas es más diverso y sofisticado que nunca. Y como bien sabes, los ciberataques y los cibererrores humanos pueden causar estragos en organizaciones de todos los tamaños, poniendo en peligro datos confidenciales, interrumpiendo operaciones y dañando reputaciones. Precisamente por eso es esencial contar con un sólido Plan de Respuesta a Incidentes (IRP). Este artículo explorará por qué toda organización necesita un IRP y cómo sirve como línea vital de defensa para salvaguardar tus intereses empresariales.
Con un IRP bien ejecutado, puedes minimizar el impacto de los incidentes, reducir el tiempo de inactividad y recuperarte rápidamente de los problemas de ciberseguridad. En última instancia, esto reforzará la resistencia de tu equipo frente a las amenazas cambiantes.
Un Plan de Respuesta a Incidentes (también conocido como plan de gestión de incidentes o plan de gestión de emergencias) es un marco estructurado de los pasos a seguir antes, durante y después de que se produzca un ciberincidente. Está diseñado para ayudar a las organizaciones a responder (y recuperarse) eficazmente ante violaciones de seguridad, filtraciones de datos y otros incidentes críticos.
Otra forma de pensar en un IRP:
Como las paredes de un trampolín para evitar que un niño se caiga del borde (es decir, evitar que ocurra una amenaza), y la madre en espera con un kit de vendas para detener el sangrado y evitar la infección de la herida si su hijo se cae accidentalmente (es decir, evitar futuras interrupciones en el sistema y las operaciones de la amenaza cibernética).
En esencia, un IRP:
Registra un incidente
Evalúa el incidente rápidamente y responde en consecuencia.
Notifica a las partes necesarias (los miembros del Equipo de Respuesta a Incidentes)
Determina la gravedad del incidente y responde según sea necesario
Ayuda en los esfuerzos de recuperación del negocio después de que la amenaza ya no sea inminente
Mediante la planificación proactiva de infecciones de malware, ciberataques, desastres naturales (¡y mucho más!) con un IRP, las organizaciones pueden reducir el tiempo de inactividad, minimizar las pérdidas financieras y proteger la reputación de su marca.
Con las filtraciones de datos ocupando titulares con regularidad, las consecuencias de una respuesta inadecuada ante incidentes pueden ser graves: desde multas reglamentarias y responsabilidades legales hasta la pérdida de confianza de los clientes y la desventaja competitiva.
Una sola brecha de seguridad o filtración de datos puede empañar la imagen de una marca y mermar la confianza de los clientes de la noche a la mañana.
Basta con echar un vistazo a los ataques de ransomware de TeamViewer (el segundo reportado de este tipo desde 2016) o Royal Mail, que gastó unos 10 millones de libras en remediar rescates en 2023.
Frente a estas amenazas crecientes, no se puede exagerar la importancia de un IRP, y el empoderamiento que aporta al anticipar y responder proactivamente a los incidentes. Un IRP establece claramente las funciones y responsabilidades, define los procedimientos de escalada y esboza las tecnologías necesarias para apoyar cualquier esfuerzo de respuesta. La línea de base de lo que hay que mejorar (es decir, encontrar vulnerabilidades potenciales) se puede encontrar mediante la realización de evaluaciones periódicas de riesgos y ejercicios basados en escenarios (por ejemplo, ejercicios de simulación). Este enfoque proactivo permite a las empresas reforzar los controles de seguridad, implantar mecanismos de supervisión sólidos y reforzar las capacidades de detección de incidentes.
Los protocolos de comunicación establecidos restauran la confianza y la credibilidad entre los accionistas al mantenerlos informados y actualizados sobre el estado del incidente
La reducción de la exposición a pérdidas financieras con protocolos y roles establecidos preserva el valor para los accionistas
El tiempo de inactividad minimizado a través de procesos de respuesta optimizados y automatizados facilita una recuperación rápida
Detección temprana de amenazas: reduce la necesidad de iniciar un plan de recuperación ante desastres (DR)
Las decisiones informadas sobre la asignación de recursos y las estrategias de mitigación de riesgos promueven lo que es importante y lo que es bueno tener para los servicios cibernéticos
Preparación mejorada para futuras amenazas para seguir creciendo y aprendiendo sobre la mejor (y rápida) mitigación de las amenazas cibernéticas
Mantener el cumplimiento normativo
Ahorra tiempo a la hora de desarrollar un IRP y utiliza un marco IRP que los líderes de opinión en ciberseguridad de TI hayan desarrollado. Los marcos más comunes son el "Computer Security Incident Handling Guide" del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST), y el "Incident Management 101" del Instituto SANS. Ambos responden a
Qué: ¿Qué amenazas y situaciones son incidentes de seguridad sobre las que se debe actuar? ¿Qué debe ocurrir cuando se producen?
¿Quién es responsable de qué tareas en caso de incidente? ¿Cómo hay que ponerse en contacto con ellos?
Cuándo: ¿Cuándo deben realizar los miembros del equipo de IR sus tareas específicas?
Cómo: ¿Cómo deben completar los miembros del equipo las tareas de IR que se les asignen?
Estos dos marcos son intercambiables (y similares). Ambos son excelentes opciones y pueden ajustarse a sus necesidades. Elige uno:
Preparación: establecimiento de un plan de respuesta a incidentes, definición de funciones y garantía de que se dispone de las herramientas y recursos necesarios.
Detección y análisis: supervisar posibles incidentes, identificar su naturaleza y analizar el impacto en el sistema.
Contención, erradicación y recuperación: tomar medidas rápidas para limitar el alcance del incidente, eliminar la amenaza y restablecer el funcionamiento normal de los sistemas.
Actividad posterior al incidente: documentar y analizar el proceso de respuesta al incidente, recopilar las lecciones aprendidas y actualizar el plan de respuesta al incidente para futuras mejoras.
Preparación: construir una base sólida estableciendo canales de comunicación, definiendo roles y asegurando que los recursos estén disponibles para la respuesta a incidentes
Identificación: reconocer y confirmar la ocurrencia de un incidente de seguridad.
Contención: implantación de medidas para evitar daños o compromisos adicionales.
Erradicación: eliminación de la causa raíz del incidente del entorno.
Recuperación: restablecer los sistemas y los datos a las operaciones normales mientras se vigila de cerca cualquier signo de problemas persistentes.
Lecciones aprendidas: evaluar el proceso de respuesta a incidentes, identificar áreas de mejora y aplicar los conocimientos obtenidos del incidente para mejorar futuras respuestas.
Crear un Plan de Respuesta a Incidentes (IRP) es un paso crucial para salvaguardar tu organización contra brechas de seguridad y otros incidentes cibernéticos críticos. A continuación, encontrarás un resumen de los pasos clave para desarrollar un IRP efectivo para tu empresa:
Establece un Equipo de Respuesta a Incidentes: forma un equipo dedicado compuesto por representantes de varios departamentos, incluyendo TI, seguridad, legal, comunicaciones, recursos humanos y liderazgo ejecutivo. Los miembros del equipo deben tener funciones y responsabilidades claramente definidas dentro del proceso de respuesta a incidentes.
CONSEJO: El NIST recomienda tres modelos de equipos de respuesta a incidentes. En el modelo Central, un grupo se encarga de la respuesta a incidentes para toda la empresa. El modelo Distribuido tiene múltiples equipos de respuesta a incidentes, y cada equipo supervisa una ubicación física. El modelo Coordinado que combina un equipo de respuesta a incidentes central y equipos de respuesta distribuidos, pero ninguno tiene autoridad sobre el otro: trabajan juntos para ofrecer ayuda y dar soporte a los incidentes de toda la organización.
Identifica activos y riesgos: lleva a cabo una evaluación exhaustiva de los activos de tu organización (por ejemplo, hardware, software, repositorios de datos y redes) y de los procesos empresariales críticos. Localiza cualquier vulnerabilidad y riesgo potencial que pueda afectar a la confidencialidad y disponibilidad de estos activos.
Define la clasificación de incidentes: desarrolla un esquema de clasificación para clasificar los incidentes en función de su gravedad, impacto y urgencia. Establece criterios claros para clasificar los incidentes. Define los niveles de gravedad para priorizar los esfuerzos de respuesta y asignar los recursos de manera eficaz.
Desarrolla procedimientos de respuesta a incidentes: perfila procedimientos paso a paso para responder a diferentes tipos de incidentes; tiene que ser fácil de entender y de seguir para los miembros del equipo. Define vías de escalado, canales de comunicación y plazos de respuesta para garantizar una respuesta coordinada y oportuna. Especifica las responsabilidades de cada miembro del equipo (por ejemplo, coordinadores de incidentes, investigadores, comunicadores y expertos técnicos).
Establece mecanismos de detección y notificación: implanta herramientas de supervisión, sistemas de detección de intrusos y soluciones de gestión de registros para detectar y alertar a la empresa de actividades sospechosas y de cualquier incidente de seguridad. Determina los procedimientos para notificar incidentes (interna y externamente) al servicio de asistencia de TI, al centro de operaciones de seguridad (SOC), a las autoridades reguladoras y a las fuerzas del orden.
Elabora estrategias de mitigación: define estrategias y tácticas para contener y mitigar el impacto de los incidentes cibernéticos. Establece protocolos para aislar los sistemas afectados, desactivar las cuentas comprometidas e implementar soluciones temporales para restaurar los servicios esenciales para la empresa.
Establece un centro de mando centralizado de respuesta a incidentes: para facilitar la comunicación, la colaboración y la toma de decisiones durante el proceso de respuesta. Realiza actualizaciones de estado periódicas para mantener a las partes interesadas informadas y alineadas con las prioridades de respuesta. Documenta todas las acciones tomadas, las decisiones adoptadas y las lecciones aprendidas a lo largo del ciclo de vida del incidente.
Prueba del Plan de Respuesta a Incidentes: realiza ejercicios de simulación, simulacros y sesiones de entrenamiento basadas en escenarios para validar la efectividad del IRP. Después, identifica las áreas de mejora y evalúa la preparación de la organización para responder a diferentes tipos de incidentes (por ejemplo, ciberataques y violaciones de datos). No te olvides de incorporar los comentarios de los ejercicios TTX para mejorar el IRP.
Revisa y actualiza el IRP: revisa y actualiza periódicamente el IRP para reflejar cualquier cambio en la tecnología (es decir, las herramientas utilizadas), la normativa (sigue cumpliéndola), los procesos empresariales y el panorama de amenazas. Efectúa revisiones tras los incidentes para analizar la eficacia de los esfuerzos de respuesta e identifica las oportunidades de mejora. Solicita la opinión de las partes interesadas de toda la organización para garantizar la alineación con las prioridades empresariales.
Formación de los empleados: ofrece formación para educar a los empleados sobre sus funciones y responsabilidades durante los incidentes de seguridad. Haz hincapié en la importancia de informar rápidamente de los incidentes cibernéticos siguiendo los procedimientos de respuesta establecidos para toda la empresa.
Al tomar medidas proactivas para prepararse para lo inesperado, tu organización puede minimizar el tiempo de inactividad, las pérdidas financieras y el daño a la reputación, posicionándose para el éxito a largo plazo. La preparación es clave para mitigar el impacto de los incidentes y salvaguardar los intereses de tu organización y sus partes interesadas. ¡Enhorabuena por haber empezado!
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